«La bomba incendiaria alemana B1E» por Julen Munitis se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
I.- UN POCO DE HISTORIA :
El fuego ha sido utilizado como arma por el ser humano, prácticamente desde su descubrimiento, en los albores de la humanidad. Quemar zonas boscosas, sembrados y poblados enemigos era práctica común en las luchas tribales.
El pariente más antiguo de nuestra bomba incendiaria es el fuego griego. Supuestamente fue inventado en el 670 en Constantinopla por el refugiado cristiano Callicinus (o Calinico), arquitecto originario de Heliopolis (antiguo Egipto), aunque varios historiadores fechan el descubrimiento varios siglos antes en los alquimistas de Alejandría, ya que existen registros del 400 antes de Cristo mencionando una sustancia similar. En la historia de la humanidad ningún arma fue tan misteriosa y trajo tantas victorias a sus poseedores, el Imperio Bizantino, como el Fuego Griego. Fue tal la impresión que causo entre los cruzados que el nombre paso a ser utilizado para designar toda arma incendiaria.
Se basaba en una sustancia extremadamente inflamable que, según varios recuentos de la época, ardía hasta debajo del agua. Era el arma más mortífera de las flotas y ejércitos de asedio bizantinos y sus enemigos temblaban con solo nombrarla. Tal ventaja le otorgaba al Imperio que su fórmula se mantenía con el mayor de los secretos, tan bien guardada que a día de hoy sigue siendo un misterio y nadie sabe como reproducirla. Se ha hablado de nafta, cal viva, azufre y nitrato, como supuestos ingredientes de la composición.

En un principio el Fuego Griego era arrojado desde las embarcaciones bizantinas, dueñas del Mediterráneo oriental en la Alta Edad Media, hacia el área donde se encontraban los navíos enemigos. Para lanzarlo utilizaban sifones presurizados, a modo de lanzallamas y podía utilizarse tanto en tierra como en el mar, aunque era en este elemento donde se empleaba con preferencia. Solo bastaba una flecha en llamas para que el área, tanto barcos como la superficie misma del agua, se convirtieran en un ardiente infierno. Literalmente no había flota enemiga que pudiera soportar un ataque con esta letal sustancia ya que según varios recuentos de diferentes bandos de la época, el Fuego Griego no solo flotaba en el agua sino que además se adhería a su víctima (muy similar al napalm de las bombas de hoy en día).
Con el tiempo, se fue adaptando a catapultas y herramientas de asedio siendo utilizado para amedrentar a las tropas defensoras de fortalezas y ciudadelas.
Más tarde, en el siglo IX, los chinos inventaron la pólvora, descubriendo que si la introducían en una caña de bambú y tapaban sus extremos se convertía, con una pequeña mecha, en una bomba.
Si se dejaba abierto uno de los extremos, la caña salía proyectada en la explosión, convirtiéndose la bomba en un cohete. De aquí a desarrollar una forma primitiva de fusil o de cañón, sólo hubo un paso. Ellos la utilizaron en la defensa de Kaifeng, en 1232 y su uso se extendió a través de los árabes y de los indios hasta llegar a Europa alrededor de 1250. Cayó posteriormente en olvido, como tantas otras cosas en los siglos oscuros del medioevo, hasta que los ingleses la redescubrieron a principios del XIX.
La primera bomba lanzada desde un avión explotó en un oasis a las afueras de Trípoli el 1 de noviembre de 1911. Nuestros vecinos italianos habían abierto la caja de Pandora. “Los italianos han lanzado bombas desde un avión”, comunico el diario sueco “Dagens Nyheter” al día siguiente. “uno de los aviadores ha dejado caer con éxito varias bombas sobre el campamento del enemigo”.
Fue el teniente Giulio Cavotti (curiosamente se llamaba igual que Giulio Douhet, al que citaremos mas adelante) que, desde su frágil monoplano, lanzo una granada de mano danesa de dos kilos de peso, sobre el oasis norafricano de Taguira, cercano a Trípoli. Instantes después lanzó otras tres sobre el oasis de Ain Zira. >>[1]
En 1920, aviones británicos bombardearon al «Mulá loco» en Somalia, iniciando así el bombardeo sistemático de salvajes y bárbaros del período de entreguerras. Un año más tarde, Douhet publicaba su famoso libro “El dominio del aíre” y nosotros diríamos “¡Alea jacta est!”. Diez millones de personas murieron en la I Guerra Mundial y veinte millones más resultaron heridas. A partir de ese momento todo los horrores se sucederían a velocidad de vértigo como en un infernal calidoscopio.
Ya durante la I Guerra mundial, Alemania lanzó, desde dirigibles Zeppelin y aviones “Gotha”, los primeros artefactos incendiarios. La noche del 18 al 19 de 1915 el Zeppelin L-13 arrojó gran cantidad de artefactos explosivos incendiarios sobre las ciudades costeras del suroeste de Inglaterra. Consistían en pequeños contenedores con aletas rellenos de queroseno y aceite y envueltos con una cuerda. Aunque los daños causados fueron escasos, tuvieron un efecto considerable sobre la moral de la población civil del Reino Unido.
Posteriormente en el periodo entre guerras, se experimento con diferentes rellenos: metacrilato de isobulito polimero (IM), gelatinas de petroleo, etc. También se ensayo con varios formatos: pequeñas bombas, racimos de pequeñas bombas, y grandes bombas. Como método de lanzamiento más perfeccionado, se utilizaba un cajón contenedor que, una vez arrojado del avión, se abría en dos, mediante un dispositivo pirotécnico con cronómetro de cuenta atrás, soltando 36 bombas incendiarias que se dispersaban en la caída. Dispositivo que más adelante veremos en detalle.
Si bien el objetivo primero para el que se diseñaron era destruir las pequeñas industrias de producción de armas de guerra, descentralizadas y dispersas, pronto se mostraron útiles para quemar y limpiar zonas boscosas con tropas atrincheradas y finalmente mostraron su cara más siniestra, la destrucción por fuego de zonas densamente pobladas para minar la moral del bando contrario. Los daños causados a la población civil pronto le dieron reputación como armas de terror, tal es así que los pilotos de los bombarderos que caían en zona bombardeada eran linchados sin miramientos.
II.- ANTECEDENTES Y GESTACION:
Antes de proceder a la producción masiva de bombas incendiarias, debía determinarse si el tipo B-1-E de la Iª Guerra Mundial, que se había mantenido sin cambios, cumplía con las exigencias modernas.
Era esencial determinar si una bomba de este tipo sería más eficaz que la bomba incendiaria de tipo Electron, que sólo se quemaba en el punto de penetración y emitía muy poco calor en la zona circundante. ¿ Era realmente posible producir más incendios «iniciales» con la bomba incendiaria británica “Baby” que con la bomba incendiaria de Electron del mismo peso de 1 kg?.
No debería ser tomado en consideración el abandono del uso del Electrón, ya que se producía en grandes cantidades a partir de residuos básicos en Alemania y se utilizaba tanto como material de construcción y como combustible. La bomba británica “Baby” contenía sólo 50 gramos de materiales combustibles y en las pruebas de tierra demostró ser muy escaso, sobre todo porque la llama iba en una sola dirección y no se fijaba en las vigas o el piso de madera de los áticos en llamas.
Todos los expertos en extinción de incendios de la época todavía seguían adhiriéndose a la opinión de que los incendios catastróficamente grandes, sólo podían originarse en los áticos de los edificios y que los incendios en las estancias de las casas podían ser extinguidos fácilmente por los servicios locales de lucha contra incendios. Las viejas bombas incendiarias de 1 kg habían sido diseñadas específicamente para penetrar solo los tejados de las casas y arder en los áticos. Se sabía que Gran Bretaña había desarrollado una bomba incendiaria «Baby» que pesaba sólo 168 gramos, con aceite endurecido y termita que emitía una llama de 50 cm de largo y una duración de un minuto aprox.
Para determinar esta cuestión se necesitaban objetivos sobre los que realizar las pruebas. Así, con el fin de probar el poder de penetración de ambos tipos de bombas, en 1924 se construyeron varios edificios de un solo piso alrededor del edificio-objetivo de Jüterborg. Los techos eran de tejas y / o metal de todos los tipos conocidos y con distintas inclinaciones. Fueron traídos desde Berlín algunos vagones de madera y distribuidos en los áticos para determinar el efecto incendiario de ambos tipos de bombas.
Con el fin de determinar el tamaño más apropiado para las bombas de tipo Electrón en las pruebas prácticas, no sólo se utilizaron las bombas convencionales B-1-E de 1 kg, sino también bombas que pesaban sólo 200 gramos (Tipo B.0.2-E) y hasta 4 kg (Tipo B-4-E), los dos últimos tipos especialmente fabricados para estas pruebas. Aproximadamente 200 del calibre más grande (B-4-E) y 10.000 de los más pequeños, se usaron en las pruebas de bombardeo aéreo.
La B-4-E tenía, la misma forma que la bomba de fragmentación SC-10, comentada previamente, tenía un una espoleta de tipo mecánico AZ (3) y era lanzada en salvas Tipo 4-C-10 desde el lanza-bombas de bombardeo. Las S.C.2.E. eran empacadas en un contenedor con 200 bombas incendiarias y tenía una espoleta con seguro de transporte, una ventaja considerable sobre la B-1-E.
En las pruebas llevadas a cabo en la primavera de 1934 en la Fase de Artillería de Artillería de Jüterborg, las bombas de gran calibre B-4-E pronto fueron descartadas. Incluso en zonas densamente construidas, los impactos fueron muy pocos y penetraba a demasiada profundidad, no causando incendios serios. En este aspecto, la pequeña B-0.2-E producía mejores resultados, también en comparación con la antigua bomba B-1-E, y los incendios producidos por estas pequeñas bombas, en áticos que no fueron previamente despejados de madera, fueron extinguidos sólo con gran dificultad por las unidades contra incendios del campo de tiro.
Sin embargo, antes de tomar decisiones de gran alcance en materia de adquisición de bombas incendiarias, era necesario reunir más experiencia práctica con objetivos más parecidos a blancos reales que las estructuras artificiales de tejados de Jüterborg.
Esta resolución fue fijada por el inspector de la Defensa Civil Anti-aérea (Inspección Aérea 14) en una crítica posterior a la acción, en la que se decidió que la Inspección Aérea 14 prepararía los siguientes objetivos de manera apropiada. Los objetivos seleccionados fueron las cabañas y los cobertizos de recolectores de la cosecha del estado de Leppin, que quedaban desocupados a partir de ese momento, debido a la ampliación del campo de aviación de Rechlin en el Noreste de Alemania. Después de la declaración de la soberanía militar de Alemania, la gran área de la Estación de Pruebas de Rechlin, quedo disponible, exclusivamente y en todo momento, para las prácticas de bombardeo.
Después de seis meses de trabajos de construcción en Leppin, se realizaron las pruebas para comparar los efectos de las bombas B-0.2 E y B-1-E, con el resultado de que no se incendió ningún edificio. Bajo el concepto de «corresponder a condiciones reales», la Inspección de Defensa Aérea había convertido a Leppin en el ideal de la defensa aérea de un pueblo. En todas las casas las vigas del techo estaban impregnadas de sustancias resistentes al fuego, los suelos de madera habían sido revestidos de hormigón y las ventanas estaban cerradas; los áticos estaban vacíos; los «hogares» contenían muy pocas piezas de mobiliario y completamente ausentes de alfombras y cortinas, bajo tales circunstancias, el daño sólo podía haberse producido con bombas explosivas, ni siquiera con las bombas incendiarias de mayor calibre.
El Servicio de Defensa Civil Anti-aérea agradeció la magnífica oportunidad que la colaboración con el departamento de desarrollo de bombas había previsto, para la comprobación de sus medidas de protección, pero incluso después de los resultados obtenidos en las pruebas de Leppin, aún era imposible llegar a una decisión en materia de bombas incendiarias.
Afortunadamente, en 1935, se dispuso de un objetivo más grande para el ensayo con las bombas incendiarias, a saber, la aldea de Schillersdorf, situada en el centro del terreno recién adquirido para prácticas de bombardeo, al este de la Estación de Pruebas de Rechlin. El pueblo objetivo comprendía treinta a cuarenta casas, incluyendo estructuras de ladrillo de varios pisos, la mayoría de las cuales se habían dejado es su condición original. Para clarificar algunos problemas de defensa o protección, la Inspección Aérea 14 construyó una serie de estructuras experimentales dentro de la villa.
Los equipos de Defensa Aérea Civil pudieron refugiarse en las bodegas de las casas más grandes durante el bombardeo real y dos equipos de bomberos, equipados con material moderno, se encontraban al borde de la zona de peligro preparados para combatir los incendios en cuando sonase la alarma.
La organización sobre el terreno de la prueba de bombardeo incendiario a gran escala, fue responsabilidad de la Inspección Civil de la Defensa Aérea, que también proporcionó servicios de cocina de campo para aproximadamente 200 participantes.
El bombardeo incendiario fue realizado por aviones He-111, operando en formación a una altitud de 1.200 m (4.000 pies) aprox. Al caer de esta altitud ambos tipos de bombas incendiarias, alcanzaron su velocidad máxima de caída, aproximadamente 100 m por segundo y, por tanto, golpearon el blanco verticalmente. Aproximadamente 2.000 bombas B-1-E y 4.000 B-0,2-E fueron lanzadas en un ataque y se colocaron bien dentro en la zona del objetivo.
Inmediatamente después de que las salvas hubieran golpeado el área del objetivo, los observados pudieron salir de sus refugios y observar de cerca el inicio de los incendios. Sin embargo, a las unidades de lucha contra incendios «locales» sólo se les permitió iniciar las operaciones de extinción de incendios, unos minutos más tarde y sólo para preservar objetos destinados a una prueba posterior.
En esta exitosa prueba de bombardeo se pudieron observar patrones muy específicos:
Las pequeñas bombas B-0,2-E rebotaron en los tejados inclinados o en los tejados de metal y, donde habían penetrado los tejados, no provocaron ningún incendio en los áticos que habían sido despejados de trastos viejos.
Sólo unas pocas bombas B-1-E habían rebotado de los tejados; la mayoría de ellas habían permanecido atascadas en los suelos del ático y los incendios comenzaban a extenderse rápidamente por todas partes de los desvanes, incluso cuando el Electrón ardiente fue cubierto de arena, bajo la cual, continuaba ardiendo, para volver a estallar en llamas, cada vez que soplaba una corriente de aire y las llamas encontraban madera para alimentarse. Dado que las salvas de los contenedores de bombas se arrojaron desde una altitud tan baja, algunos edificios recibieron varios impactos y el humo fue tan espeso que los equipos de bomberos profesionales tuvieron que ser llamados a la aldea después de unos quince minutos.
Precisamente en esta coyuntura, el personal de control de la Estación de Pruebas de Rechlin, había ideado una acción sorpresa diseñada para dar realidad a toda la prueba y, se podría decir, que para dotar de más realismo la sesión de té planificada: los cuatro aviones He-111 que habían desaparecido más allá del horizonte después de soltar sus bombas incendiarias, ahora volvían sobre Schillersdorf a una altitud muy baja. A unos 90 m a las afueras de la población, detonaron diez cargas de 20 kg aprox. de Trotyl (Trinitrotolueno o TNT) cada una, en rápida sucesión, dando la impresión de lanzamientos defectuosos de bombas.
El efecto en la moral de los espectadores fue terrorífico, todos huyeron como locos de los refugios anti-aéreos, abandonando los incendios, los aparatos de extinción y los equipos de campaña, con el resultado de que la mayoría de los objetivos estaban completamente quemados antes de que nadie se diera cuenta de lo que realmente había sucedido.
Esto demostró, mucho antes de los ataques aéreos de terror de la IIª Guerra Mundial, que incluso el mejor equipo de protección contra ataques aéreos y el mejor entrenamiento eran inútiles contra ataques aéreos masivos, si las fuerzas de protección contra estos ataques estaban obligadas a hacer su labor mientras estaban expuestas a la impresión de los impactos continuos de las bombas.
Sin embargo, debido a la incapacidad de proporcionar, en aquel momento, unidades de bombardeo concentradas para ataques masivos, el personal de operaciones de la Fuerza Aérea alemana opinó que sólo deberían usarse bombas incendiarias contra objetivos del tipo antes mencionado. La idea era que las bombas de demolición de cualquier tipo frustrarían toda la planificación del ataque, ya que podrían impedir el éxito completo en la forma de cada incendio a gran escala.
Como resultado de la prueba anterior, sólo se mantuvo la bomba incendiaria B-1-E y se hicieron esfuerzos para mejorar su eficacia mediante modificaciones menores. Dado que la prueba había demostrado que las pequeñas bombas de Electron se podían extinguir fácilmente con pulverizadores manuales, se tomó en consideración el plan de incluir una sustancia irritante que se activase con el incendio, para obligar al personal de lucha contra incendios a llevar máscara de gas. Para difundir el efecto incendiario, se adosó a la aleta de dirección una cápsula de estaño con una pequeña carga de 5 gramos de pólvora negra, para extender la masa ardiente de magnesio fundido, en la explosión, sobre una superficie más ancha alrededor del punto de penetración. Sin embargo, la desventaja de este método fue que la fuerza de la explosión de la pólvora negra, apagaba el fuego que había comenzado.
Más tarde, en la guerra, los británicos introdujeron la idea de fabricar una sección de la bomba incendiaria como un misil de fragmentación para herir al personal de protección contra ataques aéreos, pero también esta medida, sólo puede considerarse como un apaño menor para mejorar la eficacia de la bomba incendiaria individual.
Lo que finalmente rompió la moral y la resistencia del personal de defensa aérea civil y se convirtió en la causa de incendios generalizados catastróficos en las ciudades alemanas fue el uso de 50-50% de bombas incendiarias-de demolición de gran calibre, con cargas especialmente grandes y detonación instantánea. Precisamente el que se utilizó en el bombardeo de Gernika.
La conclusión finalmente alcanzada en las pruebas de bombas incendiarias de Electron de varios calibres, era que el calibre original de 1 kg era el más eficaz en cuanto a penetración y resultados incendiarios. Ahora era posible comenzar en serio el programa de adquisiciones de bombas incendiarias, mientras que este no era el caso, hasta el año de 1935, para las bombas de demolición de gran calibre.
No se produjeron cambios en la construcción de la bomba B-1-E, su espoleta, o sus aletas estabilizadoras, sólo, dentro de la propia bomba, fueron mejoradas la composición y la estructura de los elementos de ignición. En el nuevo proceso de fabricación, la termita se introdujo en un contenedor de metal muy delgado y sólo se insertaba en el interior de las bombas cuando éstas se preparaban en los depósitos de munición. Era una medida contra las armas de fuego y podía ser almacenada sin peligro, además de generar una mayor temperatura que la de la bomba antigua.
Más tarde, cuando el Electron se convirtió en una mercancía difícil de conseguir, debido a las adquisiciones del ejército para ruedas de cañón, vehículos y artículos de equipo en general, la carcasa se hizo de acero, lo que aumentó el peso total de la bomba a 1,3 kg. Esta nueva bomba fue designada B-1,3-E y el peso añadido le dio un, deseado, gran poder de penetración.
Sin embargo, sólo durante la IIª Guerra Mundial se incorporó una carga explosiva a la bomba incendiaria, cuando la Royal Air Force (RAF) introdujo su Inc. 4 lb Mk. III (1,80 kg). La carga correspondiente en las bombas incendiarias alemanas era la adición de un elemento desintegrador deflagrante «Z».
III.- CONOZCAMOS EL ARTILUGIO:
Las bombas incendiarias son dispositivos diseñados para iniciar fuego o destruir equipamientos sensibles usando materiales tales como: napalm, termita o fósforo blanco. Esta es la escueta descripción que nos ofrece Wikipedia. Su objetivo es producir una gran cantidad de pequeños incendios en una amplia zona de forma que haga imposible a los bomberos llegar a sofocar todos los pequeños focos, que poco a poco se van extendiendo, uniéndose unos incendios con otros para forman, en muchos de los casos, una “tormenta de fuego”, fenómeno muy temido incluso por los bomberos de hoy día. Consiste en que el calor hace que el aire/humo suba creando un vacío abajo que es rellenado por la atmósfera exterior, rica en oxígeno, creando vientos arremolinados que alcanzan la fuerza de un vendaval. Imagínese un fuelle gigante que bombea grandes cantidades de aire rico en oxígeno al foco del incendio. En el transcurso de la II Gran Guerra barrios enteros de ciudades muy pobladas, como Rotterdam, Varsovia, Dresde y otras ciudades inglesas, fueron arrasadas por fuegos incontrolados. No olvidamos que también Alemania probó en gran escala su propia medicina, nuestra hermanada ciudad de Pforzheim lo sabe bien.
Si sus hermanas mayores, explosivas rompedoras, podían jactarse de un mayor porte y una masa muscular (carga explosiva) mucho mayor, este pequeño supositorio, de cuerpo enjuto, escondía un alma plena de maldad. Si las mayores hacían el trabajo duro, romper y desgarrar, la pequeña se encargaba de rematarlo a plena satisfacción de sus progenitores, las mentes criminales que se devanaban los sesos experimentando como destruir y matar con la mayor eficacia y económica posibles. Ya lo decía Paul Celan>>[2], “ … la muerte es un Maestro Alemán” (Todesfuge). Porque en una guerra se trata de eso, destruir al enemigo, sin distinción entre soldados y población civil (hombres, ancianos, mujeres y niños, no combatientes), con la mayor economía de gasto. Para que utilizar una ingente cantidad de bombas explosivas, cuando se puede conseguir lo mismo, incluso con mejores resultados, utilizando una cantidad menor de las costosas bombas rompedoras y aprovechar el fuego como barato aliado.
El director de la banda, el teniente coronel Von Richthofen, modélico militar prusiano para los cánones nazis, ingeniero aeronáutico que ya había combatido en la I Gran Guerra y sobrino del famoso as de la aviación alemana Manfred von Richthofen (mas conocido como “el Barón Rojo”), era un alumno aventajado que conocía como nadie todos estas ecuaciones de la guerra total y más concretamente, el papel que la aviación debía jugar en ésta. Fue enviado a Italia a estudiar las teorías de Giulio Douhet, general italiano, teórico del poder de la aviación en la guerra moderna>>[3]. Así, para lograr su ansiado objetivo de embolsar y apresar a todo el frente oriental del Eusko Gudarostea, preparó un cóctel explosivo que, si bien no era novedoso en esa sangrienta guerra, si iba a demostrar en Gernika todo su potencial destructivo. Richthofen se doctoró en Gernika como sangriento criminal de guerra y hizo un máster posgrado en Varsovia. Pero esa es otra historia, que ya la contaremos cuando hablemos de la Legión Cóndor.
En realidad en la Guerra Civil los sublevados utilizaron numerosos tipos de bombas incendiarias (los italianos tenían las suyas propias), también el Gobierno republicano las utilizó, aunque en una medida sensiblemente menor. No podemos olvidar, para nuestro escarnio, que en la fabrica ASTRA de Gernika, se fabricaban también bombas incendiarias, amen de otros tipos, que, sin duda, llevarían su carga de destrucción y muerte a otros pueblos.
No quiero entrar en explicaciones detallas de los otros tipos de bombas incendiarias que no nos conciernen. Me limitare a citarlas:
Bombas incendiarias de la aviación franquista:
Bomba incendiaria B-1 de 7 kg
Bomba incendiaria B-2 de 1 kg
Bomba incendiaria B-3 de0,2 kg
Bomba incendiaria B-4 de 4 kg
Bomba incendiaria Hispania “Baby” de 0,35 kg
Bomba incendiaria B1E de 1 kg
Bomba incendiaria B4E de 4 kg
Bomba incendiaria de 20 kg
Bomba incendiaria de 2 kg (Italiana)
Bomba incendiaria de 1,34 kg
Bomba incendiaria/fumígena ZAB-25 de 25 kg
Bomba incendiaria/fumígena ZAB-50 TG (R-50) de 50 kg
De ellas estaban disponibles en el Frente Norte, aparte de las explosivas, las bombas incendiarias de 1 kg y la de 4 kg.. Fue la primera, de 1 kg., la que más ampliamente se utilizó.
Prácticamente todos los ejércitos, utilizan una terminología de abreviaturas para definir los distintos tipos de bombas y sus variaciones. Los nazis no eran una excepción.
El tipo de bomba era identificado por un prefijo, ya sea SC, SD o PC, de acuerdo con la función.
Así, “SC” era «Bomba explosiva cilíndrica, de paredes de mediano grosor» en la que primaba la fuerza destructiva del compuesto explosivo; las “SD” era !Bomba explosiva de fragmentación, de paredes gruesas», estas paredes producían letal metralla. Las que llevaban la denominación “PC” eran las perforantes aptas para atacar grandes buques y fortalezas. El número determina el peso en kg, por lo que un SC 50 sería “Sprengbombe Cylindrich” (Bomba explosiva cilíndrica) de 50 kg. Así las bombas incendiarias que remataron la labor de las bombas explosivas de 50 y 250 kg. se denominaban B1E RhS/143 K y llevaban la siguiente inscripción AZ 83-12 279 en la cara inferior de la espoleta del morro.
Bomba incendiaria B1E de 1 kg
Tipo y nombre: bomba incendiaria Brandbombe 1 Elektron de 1 kg
Altura total: 34,4 cm. (13,54 pulg.)
Longitud del cuerpo: 24,7 cm. (9,75 pulg.)
Longitud de la cola: 12 cm. (4,75 pulg.)
Longitud total: 0,36 m
Diámetro del cuerpo: 5,8 cm. (2 pulg.)
Espesor de la pared: 9,5 mm. (3/8 de pulg.)
Ancho de la cola: 5,8 cm. (2 pulg.)
Composición de la carcasa: Electron
Composición del explosivo: 0,68 g de termita
Peso total: 1 kg
Peso en vacío: 0,640 kg
Color y marcas: el cuerpo, sin pintar, tiene el color del metal (plateado)
y las aletas son verde oscuro.
La bomba incendiaria procedía de la 1ª Guerra Mundial y la B1 E primitiva fue desarrollada en 1918. En 1933, desarrollada por la multinacional germana «IG Farben», la tenemos tal como la estudiamos ahora, con el cuerpo de la bomba mecanizado en aleación de electron y termita en su interior. En 1929 los alemanes hicieron las primeras pruebas con un contenedor que albergaba 40 o 50 pequeñas incendiarias y unos miles de estos pequeños artefactos fueron lanzados en el pueblo de Schillersdorf, cerca de Rechlin, a modo de prueba. Continuaron estudiando sus efectos en 1934/35 en los campos de tiro de Leppin y Schillersdorf (Alemania), situados cerca del campo de pruebas de la Luftwaffe y también en el campo de tiro de Jüterborg. Los ensayos habían dado como resultado que la “B1E”, tras ser lanzada desde una altitud de 2.000 m. por un bombardero He 111, chocaba verticalmente con el objetivo a una velocidad final de unos 100 m/s, atravesando techos inclinados de teja y lata. En la mayoría de los casos quedaban en en el piso superior de las casas de ensayo, y desde él, el fuego se extendía lentamente, incluso cuando el foco incandescente se cubría con arena. Aproximadamente transcurridos un cuarto de hora, se producía una fuerte humareda que dificultaba las labores de extinción.
Su apariencia externa no denotaba el veneno que encerraba su interior. El cuerpo era una pieza de fundición con forma cilíndrica de aleación de Electron (92 % de magnesio + 5% de aluminio y 3% de zinc), que se obtenía a partir de sales potásicas. El relleno incendiario era termita en polvo (mezcla reactante de aluminio 25% y óxido de hierro 75%). Este cuerpo cilíndrico tenía una rosca interna en el moro donde se encajaba la espoleta AZ 13 (también denominada AZ.8312). Por el otro extremo el cilindro se estrechaba, tomando forma ahusada, para recibir las tres finas chapas metálicas que formaban la cola. En el extremo del cuerpo (donde tenía la rosca interna para el encaje de la espoleta) tenía un anillo con perforaciones para facilitar la ignición una vez iniciada la reacción química. Estos agujeros salían de fábrica sellados con cera y todo el anillo rodeado con una cinta aislante, como protección, debido a que la termita es muy sensible a la humedad. Para poner la bomba en condiciones de ser arrojada, había que arrancar la cinta aislante al igual que el pasador de seguridad.
Estas bombas, que, si bien requerían muy altas temperaturas para encender, cuando se ponía en marcha la reacción química, ardían con un calor suficiente para fundir el acero (más de 2.400 grados). De hecho, hoy día, se sigue utilizando la termita para soldar raíles de tren. Se iniciaban gracias al pequeño percutor ubicado en el morro, con una carga explosiva que detonaba al impacto, proyectando hacia afuera una llamarada blanca incandescente por las perforaciones del anillo y luego, una vez se iba consumiendo el cuerpo y la espoleta en la reacción, todo ello se convertía en una masa ígnea que trasmitía el fuego a toda materia combustible que tuviese alrededor . La dificultad en iniciarse (necesitaba una temperatura muy alta para iniciar la reacción, unos 600 a 1000º) provocaba que casi el 50 % de las que caían no detonaban, bien porque no impactaban de morro, con lo que la espoleta no detonaba, o porque el impacto no era lo suficientemente fuerte o directo como para romper el antagonismo del muelle de seguro. Estas bombas no detonadas, en la gran mayoría de los casos, se activaban luego al ser alcanzadas por los incendios provocados por sus hermanas, con lo que acababan realizando su siniestra misión.
© “Augusto Unceta, que es un especialísta en la materia [dueño de la fabrica de armas “Astra – Unceta y Cía”], y que las vió, me dijo que estas bombas ardían de forma intermitente y con gran consumo de oxígeno. Noventa y nueve por ciento de su estructura era de madera (sic)y medían ocho centímetros de diámetro, por treinta de altura. En cuanto a su grado de combustión, oscilaba entre los 2.000 y los 3.000 grados.” [4]

Ϯ “En un momento hacia el final del bombardeo, los aviones volaban por encima de nosotros y lanzaban bombas en el monte. También lanzaron algunas incendiarias. Una de ellas cayó sobre la carretera cerca de nosotros y se rompió pero no exploto. Contenía una especie de polvo blanco” [5]
Fueron continuas las mejoras para su perfeccionamiento: la iniciación, más peso para facilitar la perforación de los tejados y cebos explosivos con retardo para dificultar su neutralización, como enseguida veremos.
El cóctel explosivo ardía a temperaturas extremas y quemaba la mayoría de los edificios de madera u otros materiales combustibles (los edificios de piedra suelen resistir la destrucción incendiaria, a menos que se haya abierto un agujero en su estructura con una gran explosión).
© “Sobre las casas despedazadas cuyas cortinas, alfombras, vigas astilladas, entarimados reventados, muebles rotos y dispersos, estaban ya listos para ser pasto de las llamas, los aviones lanzaron copos de plata. Eran tubos de dos libras de peso [0,9 kg.], de una largura aproximadamente igual al antebrazo de una persona, brillantes como la plata: tenían sus paredes externas de aluminio y magnesio. Dentro, como en el principio del mundo de Prometeo, dormía el fuego. Fuego en forma de polvo plateado, de sesenta y cinco gramos de peso, listo para fluir a través de seis aberturas situadas en la base del argentado tubo. Así, cuando las casas se desplomaron sobre sus habitantes, llovió fuego en conserva desde el cielo, para abrasarlos.
Cada veinte minutos llegaba una nueva oleada de aviones. Entre explosión y explosión, los chorros de fuego de metal derretido prendían cortinas y alfombras, puertas y vigas. Un enorme manto gris cubrió a Guernica: parecía sostenido desde el suelo por pilares blancos que emanaban de los incendios. En las cortas pausas que ofrecía el arte de la guerra organizada, los habitantes corrían por la ciudad despejando las salidas de los asfixiantes refugios y rescatando a los niños de las casas en llamas…” [6]
Ya hemos dicho que arrojar paladas de tierra o arena sobre ella no lograba apagar la reacción, pues bien, tampoco el uso de agua era apropiado, debido a que a 2000 ºC el agua se descompone en hidrógeno y oxígeno, alimentando éste último el fuego, haciéndolo más feroz. Por eso decíamos antes que era un ingenio del mismo diablo, para el que se podía aplicar el dicho popular, «peor el remedio que la enfermedad».
En Gernika, si Richthofen se doctoró, la B1E celebró la mayoría de edad. La experiencia acumulada por la Luftwaffe durante la Guerra Civil y particularmente en el bombardeo de Gernika, contribuyeron sin duda a su perfeccionamiento. Estas bombas incendiarias que se utilizaron en la Guerra Civil eran de engorroso manejo: complicadas de cargar en el lanzabombas (siempre que no se arrojasen por la portezuela con caja y todo), era preciso quitarles la cinta adhesiva que cubría los agujeros y el pasador de seguridad para alojarlas en el contenedor BSK. Además, como ya hemos comentado, aproximadamente la mitad no detonaban por diversas razones al llegar al suelo.
En un intento por hacer estas armas aún más eficaces, y para dificultar el esfuerzo de los bomberos, ya que los británicos estaban consiguiendo buenos resultados en su campaña para que cada británico, hombre o mujer, fuese un bombero en potencia, los alemanes introdujeron cargas explosivas en la nariz o la cola de algunas bombas incendiarias, convirtiéndolas en una combinación de incendiarias y antipersonal. La carga era iniciada ya sea por el calor de la combustión, o por un dispositivo más complicado que incorporaba un retardo de alrededor de 7 minutos. Las diferentes versiones de esta bomba incluyen la letra Z en su designación, lo que indica carga explosiva. Así, la bomba incendiaria B1 EL estándar, equipada con una carga explosiva que detonada por calor se designaba B1 EL ZA, y la que detonaba con demora B1 EL ZB .
ANTE LA CONFUSION Y DATOS ERRONEOS EN MUCHAS WEB EN LAS QUE ME HE DOCUMENTADO, SOBRE LOS DISTINTOS MODELOS DE INCENDIARIAS, HE OPTADO POR UTILIZAR SOLAMENTE LOS DOCUMENTOS ORIGINALES DE LA LUFTWAFFE, UN CAMINO MAS LARGO Y LABORIOSO PERO MAS SEGURO.
Resumiendo, había tres grupos de bombas:
1. B1 E y B1.3 E: La espoleta detona una pequeña galleta explosiva, poniendo en contacto el electrón con la termita y se inicia la reacción química incendiaria (esta falla en un alto porcentaje). La única diferencia entre ellas estriba en su peso. En la B1E la espoleta del morro es de aleación ligera (aluminio) y pesa en total un kilo escaso. La B1.3 E, idéntica a la anterior en su aspecto, pesaba 1,3 kg. debido a que su espoleta es de acero, para darle mayor capacidad de penetración en los tejados y porque era más barata que el aluminio. Tenían las aletas pintadas de distinto color para distinguirlas al manipularlas. Se desarrollo en 1940
2. B1 EZA y B1.3 EZA: Fueron introducidas a partir de 1943. Las bombas son idénticas a las anteriores, pero tenían un potenciador interno de pentrita, roscado en la cola, que detonaba térmicamente al de 5 minutos aproximadamente.
3. B1 EZB y B1.3 EZB: Estas también eran similares, pero en su caso el explosivo potenciador de pentrita esta en el morro, en la unión con la espoleta en lugar de en la cola, y detona termicamente después de un lapso de tiempo de 30 segundos a 5 minutos. 4. B2 EZ: Desarrollada en 1944, consistía en el mismo cuerpo de las anteriores pero con una aleta estabilizadora más larga y un depósito en el morro con 60 gr. de pentrita. El cuerpo iba pintado de verde, la cola de gris y el morro explosivo en negro. Tenía dos versiones:
* B2 EZ de 2 kg., 52,5 cm. de largo y 5 de diámetro, con una carga de 680 gr. de termita y 60 gr. de pentrita. Con el morro de acero. * B2,2 EZ de 2,2 kg. de peso, constituyó un intento de mejora de su hermana anterior. Iguales en todo excepto en que contenía 100 gr. de pentrita en lugar de 60. Algunos hablan de ácido pícrico en lugar de pentrita (NO LO HE PODIDO CONFIRMAR)
(Omito a propósito la “L” que va en todas ellas. En realidad sería B1 EL, B1.3 EL, etc.)
La B1 E se componía externamente de tres piezas independientes: el morro percutor/iniciador, el cuerpo principal de elektron-termita y las aletas estabilizadoras.
Con pasador de seguro. Con pasador y cinta aislante. Las tres piezas principales

Los distintos tipos de bombas incendiarias pequeñas alemanas
B2 EZ B2.2 EZ B1 EZ B1 E Francesa Incluímos la bomba incendiaria francesa, porque los alemanes requisaron gran cantidad de estas bombas en los arsenales, tras la Invasión de Francia y la utilizaron contra Inglaterra.
El cuerpo esta sin pintar y tiene un aspecto plateado brillante similar al del aluminio. La B1 EZA y la B1.3 EZA tenían una “A” roja estampada en la nariz, y probablemente tendrían una “Z” estampada en el cuerpo cerca de la cola. El B1 EZB y la B1.3 EZB tenían una “B” roja estampada en el morro y una “Z” estampada en el cuerpo, cerca de la cola, con varias versiones que indicaban la carga explosiva.
En Gernika los alemanes utilizaron el tipo de bomba incendiaria estándar en aquellos años, de 1 kg.“B1 E”, 5 cm. de diámetro y 35 cm. escasos de longitud, con una carga de 0,68 kg. de termita, la mas primitiva y sencilla del grupo.
Así su denominación técnica “B1 E”, nos inidicaría: “B” de “Brandbombe” (bomba incendiaria), “1” de 1 kg. de peso y “E” de Elektron. Concretamente: Bomba incendiaria de elektrón de 1 kg.


La espoleta que utilizaba era la AZ 13 o AZ. 8312, abreviatura de “Aufschlagzünder” que significa espoleta de percusión, es decir aquella que, sin retardo ni ninguna otra complejidad técnica, esta diseñada para detonar al impacto.
Esta espoleta esta formada por un cuerpo de electrón (1), con una rosca (2) para su unión al cuerpo de la bomba. En su parte superior presenta un orificio transversal para el alojamiento del pasador de seguridad en tierra (3). En su interior aloja un percutor formado por una cabeza o masa (4) de latón, que se encuentra perforado para dar paso al pasador de seguridad en tierra, y por una punta de acero (5), un muelle antagonista (6) de gran resistencia, una arandela (7), guía del mismo, para tope contra el pasador de seguridad, una caja (8) de latón portadora de la cápsula fulminante (9) y guía del percutor, un tapón (10) roscado para inmovilización de la cápsula fulminante, perforado como canal de fuego, un disco (11) de aluminio alojado a presión y perforado en su centro para dar paso al fuego de la cápsula y que cierra, herméticamente, todo el mecanismo de la espoleta.
Su funcionamiento es el siguiente: el pasador de seguridad en tierra y la cinta aislante que tapaba los perforaciones se retiraban previamente al llenar los contenedores BSK-36, sirviendo como seguro de la bomba en vuelo el muelle antagonista dada su gran resistencia. Los contenedores BSK se cargaban en los pozos ESAC de forma muy similar a como se hacía con una bomba de 50 kg. Una vez arrojado el contenedor sobre el objetivo, este se abría dejando libres las pequeñas bombas que acababan impactando contra un tejado o contra el suelo. El golpe hace que el percutor venza la resistencia del muelle, hiriendo la cápsula fulminante cual si fuera el gatillo de un arma de fuego. La cápsula detona poniendo en contacto la termita del interior con el electrón de la carcasa e iniciándose la reacción química incandescente, que a su vez produce una intensa llamarada blanca deslumbrante, similar, a mi entender, al de una bengala.
Ϯ “Durante más o menos una hora bombardearon la villa con bombas explosivas muy potentes. Luego empezaron a lanzar las incendiarias. Lanzaron miles. Caían como la lluvia. Desde donde nos encontrábamos parecían lápices plateados que caían a través del aire. Luego hacían un sonido como shh, shh, shh, cuando explotaban, lanzando géiseres brillantes de llamas blancas. Después las llamas se apagaban. Pero por todas partes surgían llamas amarillentas. A través del polvo y del humo esas llamaradas parecían cientos de llamas de velas ardientes. Gradualmente algunos de los fuegos se hicieron más grandes. Cada vez más humo cubría la villa: Hacia el final del bombardeo todo estaba oscuro a pesar de que todavía era de día.” [7]
Ϯ “ una explosión de luz cegadora desde donde salían chorros de fuego como de los cohetes de artificio. Las casas de derrumbaban como castillos de naipes” [8]
Ϯ “Cerca de nosotros vemos unos grandes lapiceros plateados en medio de un polvo lechoso. Son bombas incendiarias que no han explotado y todas llevan grabada un águila alemana” [9]



Para arrojarlas sobre Gernika, la aviación alemana utilizó el lanzabombas ESAC 250/IX que equipaba los aviones alemanes que actuaron en el transcurso de la Guerra Civil, entre ellos los bombardeos Junkers 52, Heinkel 111. El Dornier Do 17 llevaba otro tipo de eyector como he descubierto recientemente. No consta que los Savoia-Marchetti 79, que también bombardearon Gernika, arrojaran otras bombas que no fuesen las explosivas. Conviene recordar que los italianos utilizaban sus propios lanzabombas y bombas de fabricación propia.
En teoría, un He 111 con ocho pozos puede llevar a 1.152 de ellos. El Junkers 52 disponía de 6 pozos y el Dornier 17 tenía eyectores de bombas horizontales, en lugar de los ESAC verticales. En la práctica, solían llevar una carga mixta de explosivas e incendiarias.
Debido a su escaso peso (1 Kg.) estos pequeños artilugios resultaban poco precisos para un bombardeo de precisión, pues el viento influía en su caída modificando su trayectoria. En resumidas cuentas que si sus hermanas de más peso (50 y 250 kg.) seguían una trayectoria balística normal, formando una parábola en la dirección del vuelo de la aeronave, las incendiarias con un viento moderado lateral podían caer unas decenas de metros desviadas de su trayectoria en función de la dirección del viento, su intensidad y la altitud desde la que se habían arrojado. Esto sucedió en Gernika aquel fatídico 26 de abril de 1937, desviándose muchas de ellas hacia el suroeste (el viento soplaba de NE) y impactando fuera de la alfombra de bombardeo de 150 m. aprox., en la parte histórica y más antigua de nuestra villa, y por ello la más fácilmente combustible, con el resultado conocido.
Que la pretensión de los atacantes era arrasar totalmente la villa no me cabe ninguna duda, el que si además tuvieron en cuenta el viento, como aliado circunstancial, es ya mucho suponer. El caso es que tres días más tarde, cuando entraron las primeras tropas de ocupación, los incendios no se habían aún sofocado.
IV.- LOS CONTENEDORES DE INCENDIARIAS :
Sobre Gernika la Luftwaffe utilizó el contenedor BSK 36 (BombenSchaltKasten). Este contenedor primitivo tenia una forma y peso similares a la bomba habitual de 50 kg. por lo que los cargaban en el lanzabombas como una bomba más. Estas carcasas-contenedor constaban de dos tapas fusiformes, que, tras ser arrojadas del avión, un mecanismo de relojería de cuenta atrás detonaba un dispositivo pirotécnico, liberando las dos hojas del contenedor que, por acción de la fricción de la caída, se abría, vomitando los racimos de bombas esparciéndolos en una gran extensión en función de la altura de bombardeo. Los contenedores no eran recuperables.
Ya al inicio de la II Guerra Mundial, la Luftwaffe experimento con contenedores mas elaborados de varios tipos, para transportar y arrojar las pequeñas bombas incendiarias, sucesores del primitivo BSK, como los designados AB (Abwurf behälter).
Veamos ahora como se insertaban 4 bombas de 50 Kg. en un lanzabombas o sus equivalentes los contenedores BSK 36, ASK 36 ó ASK 42. El contenedor más primitivo, el BSK 36, era el que se utilizó en el bombardero de Gernika, relleno con 36 bombas incendiarias B1E, también la más primitiva de su genero. Luego vendrían los modelos más perfeccionados: AB 36 (36); AB 42 (42); AB 70D1; AB 250-2 (224); BSB 360/700 y 1000 (con 320, 570 y 702 piezas) ; AB 500-1 (194); ABB 500 (133) y AB 1000 (entre paréntesis el nº de bombas que almacenaban) con el fin de mejorar las deficiencias que se habían detectado en la B1E, mejorando su capacidad de penetración a través de los tejados, su capacidad de iniciación y dotándola de una trampa explosiva que detonaba con retardo para sorprender a aquellos que iban a sofocar el foco del incendio. Los contenedores más grandes eran reutilizables, quedando en la aeronave tras arrojar su contenido.
El contenedor BSK 36 (el de Gernika) podía alojar 36 pequeñas incendiarias B1E, ) o 24 B2 / B2.2 (de más longitud) simplemente eliminado una de las bandejas que se deslizaban por el eje central y ensanchando los espacios de las restantes bandejas. El contenedor AB 500 (140 bombas) salió a principios de 1942 y no era más eficaz sólo porque almacenaba un mayor número de incendiarias, sino que además, las concentraba sobre un área más pequeña. El desarrollo final se introdujo en la operación Capricornio en 1944, en la que los bombarderos portaban contenedores 1000, capaz de contener y arrojar 620 El B1 o 360 B2 y eran reutilizables.
Contenedor BSK 36 con 36 bombas incendiarias en su interior (croquis encontrado en una magnifica web japonesa)Contenedor BSK 36, cayendo (visto desde abajo y desde arriba)




Foto tomada en 1944 desde un bombardero de una «Brandbomben» con el contenedor abierto soltando las bombas
BSK 36, una vez abierto en la caída y esparciendo las 36 bombas B1 E

En esta fotografía aérea de una gran ciudad se aprecian los pequeños incendios, provocados por la bombas incendiarias, que se van agrupando formando una gran tormenta de fuego

Esta placa es la identificación del contenedor, aunque no corresponde a las mismas tapas de la foto de arriba. Fue recogida como recuerdo por un soldado canadiense en la II Guerra Mundial.
Recorte de prensa de un diario británico en la que se ve un Ju-88 y un He-111 lanzando contenedores «Tres tapas» de bombas incendiarias
Traducción del texto del recorte de prensa:
BOMBARDEROS INCENDIARIOS NAZIS
Así sueltan sus cargas
Estas fotos de bombarderos nazis portando bombas incendiarias en contenedores, ilustran el problema al que se enfrentan todos los bomberos. Unos pocos escuadrones de aviones pueden llevar miles de potenciales incendios a nuestras ciudades y pueblos.
Tu eres la primera línea de defensa contra ellos. Cada bomba eliminada puede salvar un edificio. Debes estar bien organizado en tu calle o en tu fábrica. Gran Bretaña nunca puede ser quemada. ………………….
Pie 1ª foto: Cuatro contenedores «Tres piezas» I.B. transportados por un Ju 88, en posición horizontal. Estos contenedores también pueden ser transportados verticalmente en las bodegas de bombas de otros tipos de aeronaves. ………………….
Pie 2ª foto: Un contenedor I.B. de bombas trampa de un Heinkel 111 K, mostrando como caen las bombas del contenedor durante el descenso. ………………….
Pie 3ª foto: El contenedor (izquierda) es simplemente una barra con una carga encima fijada a una placa base. Lleva las bandejas sueltas sobre las que se apilan las bombas alrededor de la barra. El conjunto es transportado en posición vertical en el fuselaje. Unos segundos después del lanzamiento, el contenedor de tres piezas (derecha) se abre, permitiendo a las bandejas soportadas por la barra central esparcir las bombas.
Croquis explicativo del sistema de aperura de la BSK 36, aparecido en una revista britanica en 1941
Traducción del texto del cróquis:
CLOCKWORK AND ELECTRICAL TYPES (MECANISMO DE RELOJERIA ELECTRICO) EN EL TEXTO ORIGINAL.
1- Contenedor de bombas incendiarias justo después de abandonar la aeronave.
2- El mecanismo de acción de retardo ha liberado la clavija y la presión causada por la caída ha abierto la carcasa exterior «A», por lo que es activada la varilla de bloqueo, liberando la barra de bloqueo y los lados del contenedor «B» y «C» comienzan a abrirse.
3- Las tres piezas del contenedor «A», «B» y «C» caen, liberando las 36 bombas incendiarias.
«B» = 36 bombas incendiarias liberadas cayendo.
Aparato de relojería y tipos eléctricos:
La bomba incendiaria de 1 kg. (2.205 libras) alemana van colocadas en un container de aluminio de cerca de 39 pulgadas de largo (1 m.), conteniendo 36 incendiarias. La que se muestra aquí funciona con mecanismo de relojería. El reloj del contenedor tiene un dispositivo que comienza a marcar en cuanto es liberado del lanzabombas y en el momento predeterminado, el mecanismo de relojería hace girar una leva con una llave en posición, que, a su vez, cierra el tercero, o lado exterior del contenedor. En el momento en que se libera vuela hacia arriba y a su vez se retira una horquilla que bloquea la varilla de cierre (tarda unos 3 segundos en abrirse), al liberarse abre las otras partes del estuche y las 36 bombas quedan liberadas, dispersándose.
La electricidad que opera el container (no se muestra aquí) que solo tiene dos lados y esta articulado en la parte inferior. Cuando el contenedor se libera del bastidor, un fusible activa una corriente eléctrica, que a través de un alambre detona la pequeña carga explosiva volando la cabeza de fijación del contenedor. En ese instante se abre en dos mitades y las bombas incendiarias se derraman. Este contenedor, cargado, pesa 42 kilos, por lo que se aproxima a la bomba de 50 kilos (110 libras) y se puede llevar en lanzabombas de este tipo.
Tanto el Dornier «Do17z» aleman como el Junkers «Ju-88» tiene lanzabombas que llevan 20 recipientes o 720 bombas incendiarias a la vez. Nuestro boceto muestra una sección,
EN UN INTENTO DE PALIAR ESTA LIMITACION, RECURRO A LAS ALMAS CARITATIVAS DE BUENA VOLUNTAD Y CON DOMINIO DEL IDIOMA, A LAS QUE CONSIGO INVOLUCRAR EN ESTE DESCABELLADO PROYECTO. ¡ Ambotoko señorie se lo pague !.
Volviendo a la seriedad exigida por el tema que se trata
La joya de la corona del material encontrado es esta curiosa y valiosa foto, que muestra a soldados nazis cargando los contenedores BSK 36 durante la invasión de Polonia en 1939. No he encontrado (hasta el momento) ninguna foto mas de un contenedor BSK . Observar en el centro, la caja de madera para el transporte y sus bastidores a modo de botelleros de vino (la calidad de la foto no es la deseada, pero no he podido encontrar otra mejor).

Detalle ampliado de la imagen anterior para poder apreciar los detalles
El contenedor era de aluminio, de cerca de 39 pulgadas de largo (1 m.), su peso en vacío era de sólo 6 kg. que sumados a las 36 bombas incendiarias de 1 km. que contenía, nos da un peso total de 42 kg. Así pues su peso total se asemejaba a la bomba explosiva de 50 kg y también su volumen y forma exterior por lo que podía cargarse en el lanzabombas ESAC 250/IX como una bomba de 50 kg. más. El mismo contenedor estaba diseñado para alojar más de un tipo de incendiarias B1E, B1EZA, B1EZB (todas ellas de 1 kg). Funcionaba con un reloj temporizador que se iniciaba eléctricamente cuando el contenedor abandonaba el lanzabombas. Transcurridos los pocos segundos preprogramados, un dispositivo, conectado a un reloj, detonaba liberando el pasador que sujetaba la tapa del contenedor. A partir de ese momento la fuerza del aire en la caía hacia el resto, desmembrando los tres elementos del contenedor exterior: la tapa del extremo a la que iban enbisagradas las alargadas tapa superior y base y esparciendo su contenido. La barra/eje central, las tres bandejas y las 36 bombas incendiarias, caían libres dispersándose hasta impactar en tierra.
Así pues, era posible cargar cuatro contenedores BSK 36 por lanzabombas, lo que suman 144 bombas por lanzador. Si tenemos en cuenta que los bombarderos alemanes que actuaron en Gernika, tenían 8 lanzabombas el Heinkel 111, 6 el Junkers 52 y 4 el Dornier 17, nos da una capacidad toral de bombas incendiarias de 1.152, 864 y 576 respectivamente por cada uno de los modelos de avión, sumemos el número de aviones de cada modelo y obtendremos una capacidad máxima de carga de incendiarias de 10.944 (19 Ju-52) + 2.592 (3 He-111) + 576 (1 Do-17). Total 16.128 bombas B1E. Se calcula que sobre Gernika arrojaron un máximo de 7.776 incendiarias B1E. ¡ Y eso para destruir un puente de piedra !.
En la práctica nunca podremos saber el número exacto de bombas incendiarias que se arrojaron sobre nuestro suelo, ya que en la práctica los bombarderos alemanes cargaban un coctel de bombas surtido para aumentar el poder de destrucción. Desventravan las casa con las bombas de 250 y 50 kg, trituraban aún más con las de 50 kg y ya estaba la yesca preparada para acoger nuestras denostadas incendiarias que caían con abundante profusión. Buenos eran Franco, Mola y Richthofen para andarse con pequeñeces.
© “En estos días primeros de abril, cuando dejó de combatirse en líneas fortificadas, el Grupo K/88 volvió al empleo de bombas incendiarias, que eran muy eficaces en los boscosos territorios alaveses en que se combatía. El uso de las pequeñas bombas “B1E” de 1 kg. tenía el inconveniente de hacer disminuir la carga por avión, pues en cada lanzabombas sólo podían introducirse cuatro cajas de 36 bombas cada una, con un peso total de 144 kg, frente a los 200 de la combinación de cuatro bombas de 50 kg o a las de 250 de los artificios mayores. Empleando bombas de 250 kg en dos lanzadores y de 50 en los otros cuatro, la carga total era de 1.300 kg por avión. Al pasar a usar incendiarias en vez de las bombas de 250 kg, se reducía a menos de 1.100 por avión. Para compensar esta pérdida de efectividad, la 3ª Escuadrilla del K/88 ensayó la carga de cajas de 36 bombas incendiarias en el fuselaje; se arrojaban al exterior por el hueco de la puerta, que era desmontada antes del despegue de los aviones, misión encomendada a uno o dos tripulantes adicionales que se sentaban en el suelo con la espalda apoyada en la pared y empujaban las cajas con las piernas. De esta forma se podía prologar el bombardeo y aumentar su efecto moral sobre tropas en retirada o atrincheradas en posiciones débiles e improvisadas” [10]
© “La superioridad no el jefe de escuadrilla, ordena el tipo de bombas a cargar. Los tipos de munición de bombardeo ordenados por el mando de la Legión no permiten ninguna otra deducción más que la de la intención de destruir Guernica por medio de los efectos de las incendiarias. Conforme a la experiencia, los incendios de ciudades españolas solamente podían conseguirse lanzando juntas bombas explosivas e incendiarias.” [11]
© “La bomba incendiaria de 1 kg «B1E», que procedía de la Iª Guerra Mundial, se había ensayado en 1934/35, atendiendo a nuevas exigencias, en los campos de tiro De Leppin y Schillersdorf, situados cerca del campo de pruebas de la Fuerza Aérea /Luftwaffe) de Rechlin, y también en el campo de tiro de Jüterborg. El cuerpo y la espoleta de esta bomba se fabricaban a base “elektron”, que se obtenía a partir de sales potásicas; la carga se componía de “Thermit”. Los ensayos habían arrojado de que la «B1E», tras su lanzamiento desde 2000 m. de altitud por un avión de guerra He 111, chocaba con el objetivo a una velocidad final de unos 100 ms/s., verticalmente y atravesaba techos de teja y lata inclinados. La mayoría de las veces, las bombas quedaban en el piso superior de las casas de ensayo, desde donde el fuego iba expandiéndose lentamente, incluso cuando se tapaba con arena la envoltura incandescente. Más o menos un cuarto de hora después se presentaba una humareda tan fuerte, que las casas tenían que ser apagadas por los bomberos a todo escape.” [12]
© Citando al general de ingenieros Marquardt, Klaus Maier nos explica:
“El Junker Ju-52 tenía las siguientes posibilidades de carga: alternativamente o mezcladas, en seis cajas verticales, 6 de 250 kg., 24 de 50 kg, 96 de 10, de bombas explosivas y 864 incendiarias «B1E», en 24 depósitos (BSK 36) con 36 piezas cada uno. El mismo oficial habla de un lastre de interior de bombas de los He 111B: en 8 cajas verticales de bombas, 8 de 250 kg., 32 de 50 kg. (alternativa o conjuntamente), y 1.152 bombas incendiarias «B1E» en 32 depósitos de bombas de 36 unidades cada uno.” [13]
© “La bomba incendiaria de un kilo: por la especial construcción de la viviendas españolas (techo plano, inexistencia de armadura, fábrica de piedra por falta de madera, habitaciones vacías sin gran aparato, por ejemplo pocas alfombras, cortinas, etc.) raramente podía llegar a producirse un incendio con la bomba de 1 kg. Razón:
- La bomba atravesaba el tejado plano sólo en muy raras ocasiones, antes bien, solía quedarse en el tejado, ardiendo allí;
- Cuando penetraba por el tejado, la bomba no encontraba pasto bastante para el fuego.
Sólo arrojando una mezcla de bombas explosivas-bombas incendiarias pudieron lograrse los incendios. En una guerra europea, puede pegarse fuego con las bombas incendiarias a ciudades cuya construcción se base en entramados de madera.” [14]
Los portabombas se cargaban en la misma pista, mientras los pilotos preparaban con el comandante de vuelo los detalles de la operación, se alimentaban o simplemente descansaban de la misión anterior,porque era habitual realizar dos o hasta tres misiones en el mismo día. Tenían para estas operaciones 2 horas aproximadamente, que era el tiempo mínimo necesario para que los operarios de tierra cargasen los pozos ESAC y repostasen combustible y aceite (a manivela). La carga máxima de despegue del aparato era un factor determinante en la operación, por ello el Junker 52 3me, tenía una capacidad de carga de 4.780 kg. que sumados al peso de 5.720 kg del aparato en vació nos dan los 10.500 kg. de peso máximo en despegue. A esta capacidad de carga máxima raras veces se llegaba debido entre otras cosas a que aumentaba los riesgos teniendo en cuenta el estado de las pistas de despegue no siempre óptimo. En esta capacidad de carga estaban incluidos los líquidos que necesitaban los motores del avión (gasolina y aceite fundamentalmente), el peso de la tripulación y finalmente, lo más importante, la carga de bombas.
Los bombarderos que actuaron en Gernika fueron de cuatro tipos, tres alemanes: Junker 52, Heinkel 111 y Dornier 17 (por orden de importancia en su protagonismo) y uno italiano el Savoia-Marchetti 79. EL He-111 bombardero estándar estaba equipado con ocho (8) pozos lanzabombas ESAC 250, los Junkers con seis (6) y el Dornier con cuatro (4), todos ellos situados en la bahía de carga, teniendo por ello una capacidad máxima de carga de bombas de 2.000 kg. para los He-111, 1.500 kg. para los Ju-52 y 1.000 para el Dornier. Calculo que sale de multiplicar la carga máxima de una bomba de 250 kg. por pozo x el nº de pozos de cada aparato. Ya hemos visto antes en este estudio que, con carga mixta (bombas de 250 kg, 50, 10 y 1 kg. mezcladas en los distintos pozos) esta carga total disminuía.
Pero aún había otro factor que podía alterar la capacidad mortífera del avión en su carga de bombas, y era la cantidad de combustible que se cargaba. Esta, en función de la misión a realizar no tenía porque ser en todos los casos una carga máxima, con lo que quedaba un pequeño margen suplementario para más carga mortífera, que era lo que se buscaba, y , teniendo en cuenta que los pozos ESAC tenían una capacidad máxima, esta se conseguía cargando pequeñas bombas incendiarias en cajas, que se repartían por el espacio libre (que no podía ser mucho) en la cabina de carga, principalmente hacia la cola.
Si atendemos a lo comúnmente aceptado por la mayoría de los investigadores sobre el tema, la carga de los aviones que participaron en el bombardeo de Gernika, sería la siguiente:
V.- OTRAS CIUDADES ARRASADAS POR LAS INCENDIARIAS:
Párrafo de Zauen – Gernika (PENSAR SI INCLUIRLO Y DONDE INSERTARLO)
Ya en plena II Guerra Mundial, ciudades como Varsovia, Londrés y Moscú, entre otras, sintieron sus devastadores efectos. Cincuenta y cinco millones de bombas incendiarias fueron lanzadas sobre Alemanía sólo por el avión británico “Avro Lancaster”. Se utilizó profusamente contra las concentraciones de tropas enemigas y sus efectos eran tan mortíferos que los alemanes ejecutaban sumariamente a los soldados aliados que capturaban manipulándolas.
Más tarde en la Guerra del Pacífico, en la guerra contra Japón, durante los últimos siete meses de bombardeo estratégico, con los bombarderos superfortalezas americanos B-29, las bombas incendiarias causaron 500.000 muertos entre los japoneses y dejaron a 5 millones sin hogar. Sesenta y siete ciudades japonesas vieron áreas significativas de su superficie, arrasada por las incendiarias. La última incursión del bombardeo más mortífero de toda la historia, en la “Operación Meetinghouse”, en Tokio murieron 100.000 personas en una sola noche en el ataque incendiario.
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los británicos introdujeron una bomba incendiaria mas perfeccionada de 30 libras (14 kg), cuya caída era retardada por un pequeño paracaídas y el impacto producía una llama extremadamente caliente de unos 15 pies (4,6 m); que ardía durante aproximadamente dos minutos. Así hasta las famosas bombas de Napalm que emplearon los americanos en Vietnam. La maquinaria de matar nunca descansa.
Entre el 55% y el 75% de los daños a los pueblos y ciudades durante la guerra en todo el mundo se debió a los bombardeos de saturación con bombas incendiarias.
CITAS DE REFERENCIA INTERESANTES:
© “Dado que la piedra no arde, Von Richthofen ordenó a sus pilotos que utilizaran el último tercio de su capacidad de carga para unas bombas incendiarias muy especiales. La B1E era otro invento moderno, producto de los laboratorios de la muerte situados en el Reich alemán. Este ingenio asesino lo perfeccionaron inventores a sueldo de la multinacional germana IG Farben sobre las experiencias adquiridas durante la Primera Guerra Mundial. En comparación con la SC 250, la B1E parecía enana: sólo pesaba un kilo y media unos 30 centímetros con un diámetro de 5. El artefacto, que a primera vista podía parecer inofensivo, era en realidad un engaño mortal: aquel tubo plateado representaba toda la maldad humana unida para causar un incendio indomable.
“Aquel día de abril, las B1E cayeron a millares sobre Gernika. Su cuerpo estaba diseñado de tal forma que en plena caída adquiría una velocidad de 100 metros por segundo. Esta fuerza le permitía atravesar sin mayores problemas las tejas utilizadas en aquella época. Tras el impacto en un camarote, la carga de thermit encendía mediante una llama viva la carcasa de la B1E, fabricada en elektron, un material compuesto por magnesio (90 %)y aluminio (10 %) que, a los 600 º C, empieza a arder y pierde su consistencia, convirtiéndose en una masa ardiente cuya temperatura supera los 2.000º C. Durante los ocho minutos que ardía la B1E era imposible apagar este fuego artificial con agua o arena, los elementos que el ser humano utiliza instintivamente desde tiempos inmemoriales para combatir este peligro.
Hasta en ello habían pensado los técnicos y militares cuando fabricaron esta bomba incendiaria. Sabían que durante el tiempo que ardía el artefacto solo se podían controlar los alrededores del foco termal, aunque incluso eso era bastante difícil porque el thermit y el elektron producían una intensa humareda. Para evitar que esta bomba se activara dentro del avión tenía que ir junto con otras 35 unidades en un depósito especial. Así se cumplía el sistema de seguridad. Una vez que se arrojaban, cada uno de los 36 proyectiles encendía un detonador propio, sin que pudiera parase el mecanismo. Se calcula que los aviones de la Legión Cóndor partieron con un máximo de 7.776 bombas incendiarias hacia Gernika.
¿Cómo se iban a apagar miles de pequeños incendios provocados por millares de B1E si previamente decenas de la “gran bomba mina” SC 250 habían destruido las tuberías, las casas y las calles?.
Von Richthofen estaba convencido de que esta sería la mejor forma para mantener ardiendo Gernika, reducida previamente a escombros, hasta que llegaran las infanterías franquistas para atrapar a las tropas vascas en retirada.” [16]
© “Alemania entregó, hasta el 1 de julio de 1937, al general Franco un total de 291.260 bombas incendiarias” [17]
© “ A principio de primavera [de 1937], actuando yo otra vez de jefe de grupo, caí en la cuenta de que deberíamos llevar muchas bombas incendiarias (con cinco cargas explosivas, cada cinco minutos) y de que yo debía contribuir, en todo lo posible, a la confusión de las tropas de tierra atacadas … … en el primer ataque de la mañana sobre la posición de Ochandiano usamos una carga completa de bpmbas de 10 kg. sin miramientos con la ametralladora delantera, que fue montada de forma que no estorbara a las bombas) y cargamos bombas incendiarias en cajas en el fuselaje… Así, con 25 (sic) Ju 52 (o 27, sic), pudimos lanzar en la primera salida a Ochandiano 2.400 bombas de 10 kg. y un número no comprobado de bombas incendiarias de 1 kg (con 5 explosiones por bomba). …/… [refiriéndose a Gernika] Cuando el ataque de las escuadrillas de cabeza sobrepasó el objetivo, todo se llenó de humareda espesa y minutos más tarde todo el pueblo de Guernica estaba cubierto de unos negros nubarrones. Los puentes (sic) podían aún distinguirse por el borde oriental. El viento de costado exigía a la formación una mayor corrección de barlovento [contraria al viento dominante]…/… Percibimos también el claro resplandor de las bombas incendiarias sobre la negra humareda –hacia sotavento- [en la dirección del viento] y allí las veíamos desaparecer …” [18]
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BREVES ACLARACIONES FINALES:
Este pequeño trabajo monográfico estaba preparado en borrador desde hace varios meses, pero la falta de algunos datos , imprescindibles para ofrecer un conjunto de información respetable, lo mantenían en “stand by”
Al fin el primer día del presente año de 2014 dí con la clave perseguida, y hoy, 2 de enero del mismo año retomo el trabajo inconcluso. Y uno de estos datos que me faltaba era el contenedor BSK-36, muchas veces citado pero nunca presentado.
Luego en los primeros días del presente año he localizado la foto en la que se ven a soldados alemanes cargando un BSK- 36 y todos los detalles que me faltaban sobre el lanzabombas ESAC ¡Más no se puede pedir!, el Olentxero se han portado bien.
Sin tener la intención de explicar en este blog la razón de mi interés en investigar estos detalles, voy a hacer en este caso una excepción. La búsqueda de datos, fotos, croquis, etc., en resumen información en general, ha sido una tarea sumamente ardua que me ha llevado meses de intensa búsqueda. Las razones son varias:
- Foros interesados en estos temas aportan, en la mayoría de los casos, la misma manida información presentada con distintos moldes, extraída casi siempre de la socorrida Wikipedia, sin realizar un trabajo de investigación y búsqueda más profundo a fin de aportar algo novedoso. Debo decir, en honor a la verdad, que hay honrosas excepciones con magníficos trabajos.
- El material empleado por la Legión Cóndor y por la Aviazione Legionaria en la Guerra Civil española era novedoso y experimental en la mayoría de los casos, por lo tanto poco conocido. La atención de los investigadores se ha centrado en el gran escenario de la II Guerra Mundial, de la que hay ingente cantidad de material de todo tipo. No ha ocurrido así con la Guerra Civil de la que, si bien se han escrito infinidad de libros, no ha habido interés alguno en cubrir los detalles que los grandes trabajos obviaban, armamento ligero, tácticas de bombardeo, etc., etc. Se corre el gran peligro, al abordar estos pequeños trabajos, de caer en el enorme océano de la Guerra Mundial y confundir materiales, tipos de bombas, modelos de aviones, etc. tomando como propios los que sólo se utilizaron a partir de la década de 1940 y en ello he puesto especial atención. El objeto de mi investigación se centra en los pequeños detalles olvidados del Bombardeo de Gernika, y a él me ciño, para no perder el norte y ahogarme en divagaciones que poco tienen que ver con el tema que se trata.
- Los países del eje, Alemania e Italia perdieron la guerra, y los habitantes que la sufrieron no han tenido pudor en airear los detalles de la locura colectiva que asoló todo Europa y parte del extranjero. No ha sucedido los mismo con los moradores de la piel de toro, pues, tras ganar la guerra, los golpistas impusieron la historia única y definitiva de los vencedores, tapando bajo veinte paños el papel definitivo que la Alemania nazi y la Italia fascista brindaron a los sublevados y con él el modernísimo material que aportaron. Amen de los crímenes de guerra cometidos por los propios contra sus hermanos. Hoy día, 73 años después, el Estado Español sigue fiel a su política de ocultación y falta de interés por investigar el pasado del golpe de Estado del 36 y sus luctuosas consecuencias.
POSDATA:
Lleva tres días colgado en la red este trabajo y he encontrado otra «joyita» detrás de la cual llevaba mucho tiempo. Un contenedor BSK 36,en el campo dispuesto para ser cargado. La incluyo de inmediato como haré con lo que vea de interés en el futuro. Al fondo, un Dornier 17 que dudo que lo pudiese cargar, porque, en contra de lo que se piensa, era el único avión de los que participo en el bombardeo que no llevaba lanzabombas verticales sino horizontales, por la simple razón de que no entraban en vertical en su afilado fuselaje con 1,22 m de altura. Adjunto una muestra y, con vuestro permiso, me reservo lo demás para cuando tratemos el tema en profundidad.
Croquis de un Dornier Do 17E con dos bombas de 50 y 250 kg. en vertical, para mostrar la imposibilidad de hacerlo. A esta altura del fuselaje había que restar al menos un 35% ocupada por la estructura del ala, encajada transversalmente.
Ϯ Con este símbolo (“TESTIMONIO”) y en cursiva, inicio los relatos contados por personas supervivientes del bombardeo.
© Con este símbolo (“CITA”) incluyo extractos sobre el tema recogidos de otros autores.
BIBLIOGRAFIA:
A : “EL DIA EN QUE GERNIKA FUE BOMBARDEADA” , 2013. William Smallwood. B : “LA GUERRA CIVIL EN EUSKADI. 136 testimonios inéditos recogidos por José Miguel de Barandiaran”. Ediciones Bidasoa, 2005. C : “BOMBAS Y MENTIRAS SOBRE GUERNICA”, Castor de Uriarte Aguirreamalloa. Gráficas Ellacuría,1976. D : “GUERNICA”. Jesús Salas Larrazabal. Ediciones Rialp, Madrid, 1987. E : “DURANGO, 31 de marzo de 1937”, Jon Irazabal Agirre. Ed. Gerediaga Elkartea, 2001. F : “ LA GERNIKA DE RICHTHOFEN”, 2012. Xabier Irujo. “Gernikako Bakearen Museoa Fundazioa” y “Gernika-Lumoko Udala”. G : “ EL ARBOL DE GUERNICA” (“The Tree of Guernika”) . George L: Steer. Ediciones Gudari, 1963. H : “MAIZALES BAJO LA LLUVIA”, Aitor Azurki. Ed. Alberdania S.L., 2011 I : “DIALOGOS DE GUERRA. EUSKADI 1936”. Carlos Blasco Olaetxea. Donosti – San Sebatián. 1993. J : “ARDE GUERNICA”, Vicente Talón. G. del Toro Editor, Madrid, 1973 K : “MEMORIA COLECTIVA DEL BOMBARDEO DE GERNIKA”, Maria Jesús Cava Mesa con la colaboración de María Silvestre y Javier Arranz. “Gernika gogoratuz”, 1996. L : «GERNIKA. Memoria de un pueblo bajo las bombas y el fuego», Ingo Niebel y Juantxo Egaña. Astero, 2012 M : “GUERNICA. 26.4.1937”. Klaus A. Maier. Sedmay Ediciones, 1976.
NOTAS:
[1] Datos recogidos del interesante libro “Historia de los Bombardeos” de Sven Lindqvist. Ed. Turner. ISBN:978847065397 [2] Paul Cela, célebre poeta rumano de habla germana que escribió “Todesfuge”(Fuga de la muerte). Considerado el más grande lírico en alemán de la segunda posguerra. [3] Giulio Douhet (Caserta, 30 de mayo de 1869 – Albano, 15 de febrero de 1930), fue un general italiano conocido por enunciar los principios y ventajas de la utilización del poder aéreo en la organización táctica de las operaciones militares. El primero de su promoción en la Academia Militar de Artillería e Ingenieros de Modena, obteniendo a continuación un doctorado en ingeniería por el Instituto Politécnico de Turin. En 1909 empezó a definir su teoría sobre el potencial del arma aérea, aunque su producción literaria no se limitó a escritos de orden técnico o científico, produciendo gran número de artículos divulgativos, comedias, sátiras militares, etc. En 1910 ascendido a comandante del batallón de aviadores, la primera unidad italiana de aviación. Publicando “Normas para el empleo de los medios aéreos en la Guerra Aérea”, aportando innovaciones de carácter técnico como la introducción de la cámara fotográfica en los aviones. Entre 1911 y 1912 desempeño funciones en Libia durante la guerra con Turquía, en la que se produjo el primer bombardeo aéreo. Durante la I Guerra Mundial ejerció de Jefe de Estado Mayor en infantería. Colaboró con Gianni Caproni en la construcción de nuevos aviones que permitiesen desarrollar sus teorías sobre bombardeos de intensidad. Durante toda su vida tuvo serios enfrentamientos con sus superiores, que provocó que fuera suspendido primero, de su cargo de Comandante y, más tarde, procesado ante una corte marcial y encerrado en el Fuerte de Fenestrelle, durante un año. Finalmente rehabilitado, al demostrar el desarrollo de la guerra la validez de sus teorías, fue nombrado en 1918, Director de los Servicios Técnicos del Comisariado Aeronáutico, cargo que rechazó para seguir su carrera de escritor y articulista. Debido al éxito de sus teorías es nombrado general con efectos retroactivos desde 1917 a 1921. Su libro más conocido es “El dominio del aire” publicado en 1921, que sigue siendo considerado como un clásico en la descripción de los principios del poder aéreo. En él preconiza que la función de la fuerza aérea es dirigir su potencia destructora al corazón del adversario para de esta forma quebrar su capacidad de lucha. CREO QUE CON LO NARRADO QUEDA JUSTIFICADO EL QUE ME HAYA EXTENDIDO EN LA FIGURA DE ESTE PERSONAJE.
[4] «J», pág. 89 [5] “A”, pág. 94 [6] “G”, pag. 115 [7] “A”, pág. 94 [8] “L”, pág. 68. [9] “L”, pág. 72 [10] «D», pág 87 [11] «M», pág. 68. citando la Aplicación Rügen [12] «M», pág. 71 [13] «M», pág. 70 [14] «M», pág. 187. Anexo 12. Recogido de la Aplicación “Rügen”. Informe del Capitán von Knauer. [15] Las bombas incendiarias inglesas en las revistas especializadas de la época.
Magnesium – Thermite incendiaries devices were coming in many size, but the hexagonal shape, copied from Bristish bombs who had copied them from German fire-starters, was common to all of them. It was facilitating the stacking of bomblets into bundles or «fafots» and, later, in clusters, aimable or not. It is easy understand why these bomblets had to hit nose-first.The firing pin was moved by inertia al impact. POPULAR MECHANICS, August 1944, p. 41 ……………… Below are details for three of our small incendiaries. Left to right: Four-pound M-54 thermite; four-pound M-50 magnesium; two-pound M-52 magnesium. M-54 is the bomb seen in action in the pictures on page 100. M-50 y M-52 are similar in construction except that the former has an iron nose. All are dropped in clusters. Four-Pound M-54 contains nearly two pounds of thermite in a hollow steel shell POPULAR SCIENCE, May 1945, p. 103 ……………….. The M-54 is starting to burn (1) on top of a steel plate elevated on two bricks. Sputtering thermite and dropplets of molten steel, its burns its own casing (2). The steel plate is burned through and melting steel is still glowing underneath (3). POPULAR SCIENCE, May 1945, p. 100 ……………………………………… TRADUCCION:
Los dispositivos incendiarios de Magnesio-Termita venían en muchos tamaños, pero la de forma hexagonal, era la copia británica de las iniciadoras de fuego alemanas, común a todas ellas. Era facilitar el apilamiento de las bombitas en paquetes o «manojos» y, después, en racimos. Es fácil entender por qué estas minibombas impactaban primero con el morro. El percutor avanzaba por la inercia al impacto. MECANICA POPULAR, Agosto de 1944, p. 41 ………………… A continuación se muestran los detalles de tres de nuestros pequeños incendiarios. De izquierda a derecha: * M-54 termita de 4 libras (0,81 kg) * M-50 magnesio de 4 libras (0,81 kg) * M-52 magnesio de 2 libras (907 gr) La M-54 es la bomba vista en acción en las imágenes de la página 100. M-50 y M-52 son similares en construcción salvo en que la primera tiene el morro de hierro. Todas se arrojaban en racimos. CROQUIS M-54 4 libras. Contiene casi dos libras de termita en una cartucho de acero hueco. CIENCIA POPULAR, Mayo de 1945, p. 103 …………………. El M-54 está empezando a quemar (1) encima de una placa de acero elevada sobre dos ladrillos. La termita chisporrotea y goteando acero fundido, quema su propia carcasa (2). La placa de acero se ha fundido y brilla aún por debajo (3) CIENCIA POPULAR, Mayo de 1945, p. 100 [16] «L», pág. 14 [17] “M”, pág. 73 [18] “D”, pág. 283, 284. Anexo 40. Cartas de von Krafft
VIDEOS:____________________________________________________________________________
1er. video: «Thermite reactions compilatión» — Recopilación de las reacciones de la termita En el se aprecia como la termita en combustión atraviesa diferentes materiales.
1. Seis (6) libras de termita sobre dos ladrillos de obra. 2. Termita en una maceta de arcilla cocida, sobre 16 planchas de aluminio. 3. Termita en una lata de pintura, sobre 10 planchas de aluminio. etc., etc …
2º. video: «(1940)»How to deal with an Incendiary Bomb» — Como lidiar con una bomba incendiaria Recoge el momento del impacto de una bomba incendiaria sobre el tejado, como lo atraviesa y el incendio que provoca. Es un vídeo para instruir a la población en las tareas de extinción de los incendios provocados por la incendiarias, papel en que los británicos consiguieron muy buenos resultados.
3er. video: «M 69 Incendiary Bomb (1945) — La bomba incendiaria M 69 Aunque trata sobre las bombas incendiarias inglesas (concretamente la M 69) su interés radica en que se ve el proceso de fabricación y estuchado en contenedores, carga en el bombardero «Lancaster» y sus efectos en tierra.