La mitología del pueblo vasco se desarrolla en un entorno animista y mágico.
Gran parte de los seres que componen el mundo mítico están animados por espíritus o genios que trascienden la naturaleza humana.
La magia se basa en símbolos que representan a las cosas reales, y que se relacionan con ellas a través de la fuerza denominada ADUR. Todo lo que hagamos a los símbolos afecta directamente a las cosas que representan.
Veamos unos ejemplos:
Una vela de cera representa el cuerpo de una persona y su llama o luz, su espíritu.
La efigie de una moneda también puede representar a una persona. Retorcer una moneda y arrojarla al fuego lleva la intención de hacer daño a alguien.
El macho cabrio, Akerbeltz, es símbolo de salud, y es costumbre tener uno en el establo del caserío, junto al resto del ganado.
Llevar de colgante (“kutun” o amuleto) un diente de caballo, erizo o gato montés, puede favorecer la dentición del niño.
Las aspersiones o echar agua al interior de un pozo, sirven para llamar a la lluvia.
En el portal de una casa, un hacha con el filo hacia arriba evita que el rayo caiga sobre ella.
Los fuegos que se hacen la noche del solsticio de verano, el 24 de junio, también encierran una simbología. Se quemaba paja esperando que su combustión quemaría también a los enemigos de los sembrados.
Las cosas están vinculadas a sus nombres y, por lo tanto, los nombres son símbolos sonoros. La maldición, “birao” o ”birau” sobre un nombre, espera influir sobre la cosa a que hace referencia.
La maldición se hacía mediante palabras imprecatorias, gestos o símbolos. “Ospinak erre baindu”, significa que el rayo te queme. También se creía que hay momentos del día mas propicios que otros para lanzar las maldiciones, en algunos pueblo dicho momento era el mediodía. Es corriente creer que el “birau” introducía en el cuerpo de la victima unos genios maléficos llamados “gaixtoak” (los malos). “Azti”, era el adivino o mago, que veía las cosas ocultas y conocía el futuro mediante formulas y procedimientos cabalísticos. “Azti”, busca conseguir los efectos deseados, movilizando Adur, la fuerza que une las cosas a sus símbolos.
El embrujo es “sorguinkeri” y el mal de ojo “beguizko”.
NOTA DEL AUTOR: Este apartado tengo intención de desarrollarlo con más contenido, en un futuro cercano.